...Buitres, golondrinas y lechuzas.
Sonoras campanadas hacen un llamado a la multitud mecanizada que rodea al templo, las golondrinas tan semejantes y diferentes a la vez, chocan entre sí por la urgencia del llamado, las lechuzas pacientemente meditan en su templo sagrado, esperando la suave carne de sus presas, en lo que el ritual comienza; las golondrinas sin más se instalan en la conformidad de su hábitat, susurrando sobre lo interesante de las vidas ajenas.
Las lechuzas esperan…
Una de ellas mira detenidamente al buitre que acomodado en una de las butacas ubicadas al final del estrecho pasillo, también espera, solo que a la reacción de las lechuzas frente a las golondrinas.
El ritual da comienzo: lavado de cerebro, de dinero y sobre todo redefinición de conceptos, después de todo son el club de la ¡gloria eterna!
No hables, no actúes y mejor aún: NO PIENSES. El clímax del ritual llega con la promesa de paz inmensa, momento durante el cual, las lechuzas atacan sanguinariamente al corazón de la fiel congregación, arrancándolo así de tajo.
Al fondo…
…Muy al fondo, el buitre derrama muy pocas, pero sinceras lagrimas, emite un discreto sonido que al instante convoca a sus semejantes, después de una breve oración y reflexión, terminan el trabajo sobre las adoloridas golondrinas: toman con cuidado sus pequeños, pero peligrosos cerebros al igual que el resto de las entrañas que las conforman. De pronto, y para finalizar, al unísono y carentes de público exclaman:
¡INGENUAS LECHUZAS,
POR CONSIDERAR DE ESTA MANERA A LAS GOLONDRINAS
Y POR CREER QUE AL APAGAR LOS SENTIMIENTOS DE LA AGLOMERADA MUCHEDUMBRE, OBTENDRAN PODER,
SIN EMBARGO, NO SE HAN PERCATADO QUE LAS MÁS RECONDITAS EMOCIONES SE DAN EN LAS ENTRAÑAS, MEDIANTE LA INNEGABLE MAGNIFICENCIA DEL CEREBRO!
Moraleja: ¿Qué es lo que realmente otorga poder?
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