Tengo la sensación de estar en un sueño, dimensión lúgubre de mi otredad.
Observo gente que ya no pisa el mismo suelo que yo.
Mi cuerpo esta desconectado del mundo real, pero mi ser atrapado en una elucubración.
Fantasmas de la verdad que persiguen mi pensar a cada paso.
Arrepentimiento.
Impaciencia.
Vulnerabilidad.
Afecciones de mi estabilidad que encuentran el punto culminante, durante el canibalismo que cometo en cada oportunidad de energía desmedida.
Debilidad ante los astros que contemplo, moriré por la fuerza de las rocas, de la luz solar y del halo lunar.
Remordimiento.
Esquizofrenia.
Veracidad.
La brea recorre cada vez una zona más alta de mi cuerpo. Mi juzgar enclaustrado se aferra a la verdad, pero es extirpado de supuesta felicidad para conocer y explorar; ahora, espero que mi viaje tenga un fin, pero después de una eternidad puedo darme cuenta de la absurda seriedad del asunto. No es una fantasía, no es una seducción, es una ironía que se mezcla en la razón.
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