Hola a todos, aquí una entrega más para los adictos, un relato que me ha hecho pensar mucho (bueno, lo que se puede con esta cabeza). Agradezco al staff de correctoras que han hecho un buen trabajo, como siempre. Y pues nada, espero que lo disfruten.
¡FELICES FIESTAS!
Nota: Las palabras como Jerëzor, han sido modificaciones mías con respecto a algunas en albanés.
EL PRINCIPIO Y EL FINAL
Dicen que en el siglo XXI la Navidad se celebraba debido al nacimiento de un solo humano. El nombre de aquel humano ha quedado en el olvido, o bueno, tal vez se nos ha forzado a dejarlo en un pequeño rincón del inconsciente colectivo. La verdad es que no lo sé, soy tan nuevo en esto que a veces me desespero.
Los datos oficiales son muy escasos, y me sorprende cómo el resto lo acepta sin mayor esfuerzo. Es que apenas necesitan información para sobrevivir y se vive como un extraño, yo vivo como extraño, pero la diferencia es que yo lo soy con creces.
Hace ya muchos ciclos que llevamos caminando, los pies me duelen pero no puedo quejarme, eso retrasaría más nuestro camino y por el momento todo lo que nos interesa es llegar a tiempo al festejo de Navidad, donde ahora agradecemos la supervivencia de nuestros sabios y el establecimiento de los Jerëzor. Y sí que hemos caminado, porque al terminarse los alimentos de La aldea -al menos los permisibles para nosotros-, el líder de mi grupo decidió que saliéramos en busca de algún sustento; muchos de los grupos estaban en contra, pero no nos detuvieron. Tal vez creían que moriríamos, pero aún hoy no ha sucedido. Nos dejaron hacerlo, quizá, con la ilusión de tener algo que contar en Navidad.
Por mi parte, estaba muy entusiasmado debido a nuestro primer desplazamiento, el nunca haber salido de La aldea me llenó de energías e ilusiones extras. Pero la verdad es que todo ha sido muy distinto, muy triste. En nuestro andar, sólo nos encontramos con un Natyror, que es muy distinto a nosotros los Jerëzor: no llevan ropa por ejemplo, no van limpios y al parecer no hablan o si lo hacen es entre ellos; pero como nada más vimos a uno, eso no podríamos afirmarlo.
A este tipo de cosas me refiero, a que no tengo certeza de casi nada, pero me aferro a ello porque habla de un mundo más allá de La aldea, de seres que pueden darnos fe de lo que sucede mientras nosotros nos escondemos; de lo que hay que hacer para subsistir. Pero sucede que, sin éxito alguno, intentamos establecer comunicación con el Natyror, y éste, que parecía venir de una dirección muy parecida al sitio de donde partimos, estaba huyendo de algo que no era visible para nosotros.
Ahora que vamos de regreso, muchas imágenes se repiten en mis adentros: los hielos y los fuegos; todos a nuestros costados, por debajo o arriba de nosotros; además de silencios que todo lo tenían y de los que nos ha costado mucho separarnos. Creo que ya podemos mirarnos a los ojos y sentir un poco más de alivio, por volver casi intactos, con los ojos ardientes y los pies lastimados. Eso nos ha cambiado, nos ha unido más.
El caminar por otras tierras y ver todo desierto (donde los más sabios dicen, alguna vez hubo tiempo, aunque no uno como el nuestro) fue, a la vez que doloroso, revitalizante. A la mayoría nos punza la espalda, pues traemos con nosotros muchas provisiones; sí Helmuth hubiera visto los pocos, pero generosos yacimientos de líquido que hallamos, o las plantas subterráneas que se hicieron encontrar y aguardaban sólo para nosotros, seguro que los ojos se le pondrían como platos.
Helmuth es mi compañero más leal en La aldea, con él he compartido muchas cosas y lamentablemente su grupo no lo dejó acompañar al mío. Seguro que se arrepentirá después de todo lo que tengo que contarle. Suspiro.
Ya puedo ver la muralla, un collage de materiales tan diversos: metal, madera, barro; recursos de protección que insólitamente se conforman entre sí. El camino ascendente a la ladera de La aldea, tiene una temperatura notablemente diferente a la de los faldones de aquel enorme montículo de tierra. Los pies nos lo agradecen, pues hemos perdido los zapatos, aunque era justo que le diéramos algo al exterior, después de todo lo que nos ha dejado traer con nosotros. Pero ha sido doloroso.
En cuanto llegamos al Volcán Kiluatjara, por los suelos incandescentes que le rodeaban, comenzaron a fundírsenos las suelas y tuvimos que quitárnoslos porque comenzaban a adherirse a nuestras plantas. Las llagas no se comparan con las que obtuvimos al pasar por el Río Ingrirë, el legendario y congelado. Es verdaderamente curioso como el hielo puede llegar a hacer más daño que el fuego. Supongo que es algo similar a la indiferencia que habita en los corazones de casi todos los Jerëzor.
—¡Hey, Derek! Mira hacia allí –dice mi líder sonriendo y apuntando hacia arriba.
La gran puerta que da acceso a La aldea ya está decorada, con grandes cadenas de ramas escarchadas. Es todo un espectáculo digno de ver, pues la nieve sólo se presenta en estas épocas, aunque los sabios afirman que en tiempos pasados era blanca, pero vamos, el gris ceniza no puede ser un color tan malo.
Una risita nerviosa me traiciona, pues ya hemos llegado. Apretamos el paso y ya estamos en el camino principal. Y mientras los jóvenes empezamos a correr por la emoción de retornar, un grito nos detiene abruptamente.
—¡Esperen! —Todos nos volvemos lentamente. Puedo ver en la cara de Emil, nuestro dirigente, que algo malo sucede. No nos atrevemos a movernos del lugar donde su grito nos ha dejado pasmados. Entonces él, avanza hasta rebasar lo que ya llevábamos recorrido—. ¿Por qué no hay vigías esta vez? —pregunta hacia nadie en particular.
—Quizás, Emil —me permito decir al guía—, ya están festejando.
—Agradezco tu opinión, Derek, pero no me parece que esa sea la razón. —Emil dice franca y pensativamente—. ¡Todos, detrás de mí y de Cecil! —continua sonoramente.
Giselle y yo nos colocamos en los extremos, pues somos los más grandes, en tanto que dejamos a los tres más pequeños en el centro. Emil nos hace avanzar hasta tener contacto con la portezuela, pero ésta, sólo puede abrirse desde adentro. Emil nos dice que aguardemos allí y se pone a buscar a tientas algo, no tarda en dar con ello. Con gran destreza toca un punto de la muralla que hace sobresalir una escalera rústica. Él va primero, después Giselle y los pequeños, por último Cecil y yo.
Estando dentro de La aldea, preferimos no haber vuelto. Algunas casas aún están carbonizándose, miles de piras siguen incinerando cuerpos y la nieve, que antes era gris ceniza, ahora está teñida de vino; el tono que surge al mezclarla con la sangre. Es una aflicción muy grande ver, en pleno festejo del nacimiento, la destrucción de un pueblo.
Vaya... o.o El final me sorprendió muchísimo, sobre todo por cómo se relaciona todo.
ResponderEliminarMe gustó el detalle del color de la nieve que va a asociado y cómo se va explicando cada detalle de esta situación en ese momento. Creo que fue genial.
^w^ ¡Felices fiestas! Qué sea una hermosa navidad.
Estoy impactada! Que tal Athena! ¿Cómo estás?
ResponderEliminarTu historia es tan apocalíptica, pero tienes razón para allá vamos. Fue una navidad trágica aunque personalmente me intriga la que pasó en la aldea. Tu sabes que me gusta mucho como escribes, siento que cada vez que te leo lo haces mas profesionalmente, te felicito.
Felices fiestas! Un beso! :)
jo, está alucinante, has conseguido meterme del todo en la historia
ResponderEliminarWow, me ha encantado, Athena. Una historia muy impactante, desde luego... Y el último párrafo es increíble *-*
ResponderEliminarUn saludo y espero que tengas felices fiestas! =D
Buf, me has dejado con una bofetada de tristeza.
ResponderEliminar¡Saludos y Felices Fiestas!
Muy bueno, no me esperaba el final... felicidades. Te quedó genial!!!
ResponderEliminarUn relato impactante, me pasó como a Jonaira, el final totalmente inesperado. Me mantuviste espectante!!
ResponderEliminarFELICES FIESTAS!!
Muy bueno el relato, Athena!!
ResponderEliminarA mí lo que me encantó es que nos dejaras con tantas dudas, como deben vivir Derek y los demás.
Eso sí, a mí si hay apocalipsis me gusta más la idea de "cero humanos", así que yo me los imaginé diferente (leíste "La intersección de Einstein"? Por un momento, tus personajes me recordaron a los de ese libro. Te lo recomiendo mucho, es genial!!)
Beso grande, y muy felices fiestas, un año excelente y mucha felicidad.
Athena: Caminé contigo, tanto que hasta me dolían los pies. Sorprendente porque esta vieja mujer, casi no puede caminar
ResponderEliminarPues tengo un buen material para leer y he comenzado con tu relato, que me parece excelente.
¡FELIZ NOCHE BUENA!, al menos mejor que la que relatas.
Cariñosamente : Doña Ku
Está muy bien, Athena, la verdad es que es una historia envolvente, que te mete de lleno en ese grupo de personas que se han constituido en La Aldea. Se puede sentir como sufren en su camino para conseguir víveres. Y después cuando llegan, la tremenda decepción y el dolor de ver la destrucción de su pueblo. Me ha gustado mucho. Feliz navidad, guapa!
ResponderEliminarVaya, vaya!!!! Un relato repleto de sutiles metáforas... Me gustó muchísimo!!!!!!!
ResponderEliminarFeliz Navidad Athenea!!!!!!
Besotes
Aunque está muy bien narrado, siento que me perdí la conexión por la cual alguien destruyó la aldea, me parece que si tuviera más datos lo hubiera disfrutado más.
ResponderEliminarFelices fiestas.
increible las historias que se tejen en nuestras mentes versionando un hecho puntual. Muy bueno
ResponderEliminarun abrazo para vos
¡hola!
ResponderEliminarTe pido una disculpa por venir tan tarde :S me gustado tu relato, aunque confieso que el final no me lo esperaba y me entristeció, de por si tal futuro es terrorífico, excelente relato :) ¡saludos y prospero año nuevo!
Uhm... eso si que es una "versión". Quedé un poco espantada.
ResponderEliminarLo siento mucho Saskia y Tania, a veces soy muy radical jaja. Por otro lado, querida Maga, tomaré tu recomendación porque no lo he leído.
ResponderEliminarY Dora ku, gracias por elegirme entonces.
También gracias por la observación Lionel, tienes razón, pero sólo quería retratar todo lo que este grupo tuvo que soportar para llegar a un lugar y que este ya no "exista" más. Además, con dos páginas de word no pude hacer más.
Mil gracias a todos por pasarse a comentar, es todo un placer tenerlos por aquí.
¡Besos y abrazos!
Oh, me disculpo por ser tan redundante. ¡Saludos!
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